miércoles, 13 de enero de 2010

deja vú de mi cuentito del subte...

"Cuando Anthony Hopkins fuera contratado para actuar en la película La mujer de Petrovka, no consiguió encontrar en ninguna librería londinense la novela de George Feifer en la que se basaba el guión. Frustrado y aburrido, se dispuso a tomar el Metro para regresar a su casa. Estaba sentado en la estación de Leicester Square cuando, de pronto, halló el libro en un banco. Se quedó tan asombrado de su buena suerte que ni siquiera reparó en las anotaciones que el volumen tenía en los márgenes. Dos años más tarde su sorpresa fue aún mayor. Al conocer al autor durante el rodaje del filme, éste le dijo que había perdido su ejemplar anotado. Dicho ejemplar era el mismo libro que Hopkins había encontrado en la estación olvidado sobre un banco"

6 comentarios:

  1. Groso, esas casualidades son sorprendentes!!

    Yo no recuerdo haber tenido casualidades del estilo...

    Abrazo!

    ResponderEliminar
  2. "Quise saber si era cierto que Borges y él se
    odiaban tanto. Entonces me contó una anécdota increíble:
    <...> Hace muchísimos años, cuando
    éramos jóvenes, le envié una copia de mi libro Estafen. Era una edición de autor y se la dediqué, como se usaba entonces <...> ‘Con afecto, Juan Filloy’.
    <...> Pero años después de ese obsequio literario, me dijo, tuvo que viajar a Buenos Aires por cuestiones personales y aprovechó para ir a las librerías de Corrientes, donde había volúmenes que en Córdoba no se conseguían.
    —Buscando entre los libros usados, encontré uno mío —recordó—. Era Estafen. Me resultó muy raro, porque yo hacía ediciones sólo para los
    amigos. Cuando lo abrí, encontré con sorpresa la dedicatoria —me miró con una sonrisa—. ¡Era el libro que le había regalado a Borges!
    —¿Borges había vendido su libro?
    —No lo culpo —me dijo, irónico—: estaría necesitado.
    —¿Y usted alguna vez se lo reprochó?
    —No —pareció espantarse—. Eso no hubiera sido diplomático... Hice algo peor —y le brillaron los ojos como a un chico—. Compré el libro, me
    volví para casa, y se lo mandé otra vez de regalo. Abajo de la primera dedicatoria, escribí otra: ‘Con renovado afecto, Juan Filloy’.
    Muchos años después supe que el cordobés contaba ese chiste siempre que alguien le preguntaba por Borges, y todavía más tarde un amigo muy culto me descubrió que la verdadera anécdota le pertenecía a Bernard Shaw, quien dedicó un libro a un amigo con una frase muy parecida (To with esteem, George Bernard Shaw), y lo volvió a enviar años después,
    tras encontrarlo en una librería de usados, con esta otra: With renewed esteem, George Bernard Shaw. El hecho se narra en el volumen Ex libris: confessions of a common reader de Anne Fadiman y es posible que Filloy haya copiado la idea para divertirse, <...>."

    Este es un fragmento del libro "El pibe que arruinaba las fotos" de Hernán Casciari (no sé si te gusta el autor, pero a mi sí, ja).
    Besooo!!

    ResponderEliminar
  3. Lindo, lo estoy yendo a comprar... Buen dato...

    ResponderEliminar
  4. Esto es un argentismo: Lo podés bajar gratis del blog de Casciari (Orsai).

    O te referías a Filloy o Shaw? O al Ex libris? jajajaja

    ResponderEliminar
  5. ja... y me lo compré nomas...

    ResponderEliminar
  6. Jajajaja, buenísimo! Después contame!
    Besoooooo!

    ResponderEliminar